
«Los ojos vacíos del espectro en el espejo la observaban como si fueran ajenos. Emma deslizó el pincel con lentitud, insistiendo sobre la cuenca izquierda. Añadía sombras moradas, luego azuladas, pero siempre volvía al negro. Algo en ella necesitaba hundirse más. Cubrir cada trazo de luz.»